Quizá parezca que
un llavero tiene poco que contar, pero el llavero de mi casa, concretamente,
tiene historia.
Para empezar a
contarla debo remontarme a diciembre de 2014. Hace exactamente tres años ahora,
mi hijo de 4 meses entonces y yo buscábamos calorcito en casa de los abuelos. Y
el refugio era tal, que estuvimos allí casi dos años.
Pero en este año
2017, allá como por marzo, mi hijo (esta vez con dos años y medio) y yo, esta
vez queríamos construir nuestro propio refugio y crear un calorcito de hogar
que fuera completamente nuestro.