YA NO QUIERO SER EL GRINCH

Ya llevamos unos cuantos días de luces navideñas y decoración brillante y dorada. es de obligado cumplimiento en el mundo bloggler hacer un POST acerca de estas fechas, y yo, aunque me he estrenado hace muy poco en esto, no voy a ser menos.

Lo único...que tengo un pequeño problema... no me gusta la navidad.

Desde hace un tiempo, por una serie de motivos, le he cogido mucha manía a estas fiestas. Me paseo por los centros comerciales mirando al suelo para no contagiarme de sus luces y villancicos, Intento evitar todo tipo de eventos navideños especiales en los que haya que ponerse estupenda y no me como ni un solo polvorón (No me gustan y soy celíaca, eso también hace...)

Pues bien, como bien nos dice el título del POST, esto va a cambiar, porque....YA NO QUIERO SER EL GRINCH!!!!

A partir de ahora quiero volver a enamorarme de estas fiestas, quiero disfrutar mucho de las luces, de la música, de la decoración y de los grandes vestidos y altos tacones.

Os voy a contar los resultados que está teniendo mi etapa de transformación de ser EL GRINCH , a ser la reina de la navidad...

En primer lugar, viendo algunos POST de decoración navideña me motivé muchísimo para poner en mi casa un árbol estupendo y maravilloso que le diera a mi casa un toque súper especial. Debería haber pedido ayuda a alguna de las bloggleras, porque el resultado fue desastroso:

Mi árbol es sacado de una tienda de "todo a 100" que no tiene un número excesivo de ramas, de hecho, tiene bastante pocas, así que parecía medio desnudo .... "no pasa nada, con unos buenos adornos esto va a ser estupendo", pensé yo. 

Así que me puse a comprar bolas de navidad doradas y rojas, piñas, campanitas, regalitos en miniatura, luces, y por supuesto...la estrella más grande que había en la tienda.

Al llegar a casa, me disponía a disfrutar de ese momento que tanto había detestado, que era: adornar el árbol. 

En mi cabeza el momento era así: mi hijo y yo, juntos y sonrientes colocando bolas en el árbol, hablando de lo que vamos a pedirle a papá Noel, riendo y cantando villancicos en un ambiente cálido y acogedor... 

El momento real fue este: mi hijo con su pelota y yo con el árbol. Intentando colocar las bolas en las ramas y sin mucho éxito porque las cuerdas no cabían por las ramas. Las bolas se caían todo el rato y mi hijo le daba patadas a todas marcando goles rojos y dorados. Consigo poner unas 20 bolas, de las 200 que compré. y llega el momento de colocar la estrella... tampoco cabía, así que, como ya estaba un poco estregada con tanta emoción, corté con un cuchillo la mitad del soporte (ERROR), menos mal que una persona sabia hizo un apaño con un corcho de una botella de vino y pudimos acoplar la estrella en la parte más alta

Después de todo, el árbol quedó fatal, pero aún así, encendimos las luces y cantamos una parte del villancico "Navidad, Navidad, Dulce Navidad" porque no nos lo sabemos entero.
Y ahora....¿que hago yo con todas las bolas que sobran? 









Pero mi proyecto de no ser EL GRINCH sigue. Estoy intentando ver todas las películas de después de comer que tienen como temática principal: los milagros de la navidad. 

Todas las que puedo sin dormirme a la mitad.Esas de una chica de cuidad, que por motivos varios acaba en un pequeño pueblecito donde todo el mundo es muy muy amable y ella no encaja de primeras, pero que conoce a un humilde (pero buenorro) leñador, con el que primero discute todo el tiempo pero que se enamorar profundamente y que le enseña los encantos de ser una persona humilde de pueblo (humilde, pero que el leñador tiene un casoplón que ya lo quisiera yo...). Todo esto bajo una banda sonora navideña de cascabeles y sonidos mágicos y un escenario nevado en el que siempre hace sol.

Pues esas... las veo, sí, y pienso que yo he ido a algunos pueblos y los leñadores que he visto no me gustan y que a mi nunca me ha pasado nada parecido...pero claro, eso me pasa por ser EL GRINCH, ahora que no lo soy, seguro que un leñador se enamora de mí y me lleva a vivir con él a su maravillosa (pero humilde)casa de madera con lago en la puerta. El año que viene os cuento a ver si funciona...



Y mi siguiente cambio de actitud ha llegado en los centros comerciales: ya no agacho la cabeza ni voy como si me fuera persiguiendo la mafia, ahora me tomo mi tiempo para disfrutar de los escaparates, los globos, las luces... y de hecho, entro en las tiendas y compro todo lo que yo pienso que tiene que tener una verdadera REINA DE LA NAVIDAD. así que ya me he hecho con unos pendientes de muñeco de nieve, una chistera roja brillante con muérdago, pulsera de cascabeles, horquillas de papá Noel y adornos de estrellas. Así de bien me sientan. 






Quizá no es el outfit perfecto para las fiestas navideñas, pero es el que le gusta a mi peque, para él soy la auténtica REINA DE LA NAVIDAD y él para mí y es un verdadero PRÍNCIPE.

No hay comentarios

Subir